Cerro Colorado: punto de unión entre Tulumba, Sobremonte y Río Seco
1.
2. La localidad de Cerro
Colorado se encuentra
en el norte de la
Provincia de
Córdoba, y es el punto
de unión entre: la
ciudad de Tulumba
, Sobremonte y Río
Seco.
3. Molle
Cardón
Piquillín
Manzano del
campo
Algarrobos
Tala
Palma caranday
7. UBICACIÓN Los comechingones vivían en las sierras de
Córdoba, en la región central de la Argentina.
VIVIENDAS
Las viviendas de piedra eran más bien bajas, porque la
mitad estaba por debajo del nivel del terreno. Por su
forma, estas casas-pozo mantenían el calor durante el
invierno y eran frescas en verano. Para entrar, había que
bajar por una rampa.
8. VESTIMENTA:
Los hombres eran morenos, altos, se dejaban crecer la
barba y como las mujeres, usaban flequillos. Se trenzaban
el pelo y lo adornaban con vinchas o cubre nuca de lana
que caía hasta los hombros. Vestían ropa de lana, sus
prendas más comunes, el delantal atado a la cintura con
una faja y una túnica (como un poncho con los lados
cocidos).
USOS Y COSTUMBRES
A pesar de las pircas y los cercos, gente de las aldeas
vecinas solían cruzar las fronteras sin permiso, para cazar
y quizás invadir las tierras de cultivo. Así empezaban las
guerras.
Acostumbraban ir al combate con el rostro pintado,
mitad negro y mitad rojo
9.
10. UBICACIÓN GEOGRÁFICA:
Ocupaban una vasta región que iba desde el Río Salado, al
norte lindando con los Tonocotés hasta el Río Tercero, al
este, la tierra de los Comechingones, quedando en medio, la
Laguna de Mar Chiquita
VIVIENDA:
Construyeron ranchos o chozas apuntaladas por
cuatro horcones clavados en tierra. El techo, fabricado
con palos, ramas y pajas, estaba sostenido sobre estos
horcones
11. USOS Y COSTUMBRES:
Eran agricultores sedentarios, cuyos
cultivos principales fueron el maíz y los
porotos. Su dieta se complementaba con
la recolección de la algarroba y el
chañar, la pesca, la cría de llamas y la caza
del avestruz.
Su cerámica era de color negro
grisácea, con motivos geométricos e
impresiones de telas y cestería. Este
último dato implicaría que los
sanavirones conocían el hilado y el
tejido, además de haberse encontrado
varias piezas de rueca, propias de un telar
rudimentario. Tanto para la caza como
para la guerra, sus armas fueron el arco y
la flecha en hueso y piedra, también, la
macana, la maza y la boleadora.