1. En
mi
clase
somos
todos
muy
amigos,
porque
nos
conocemos
desde
que
éramos
pequeños.
Pero
la
semana
pasada,
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2. un
nuestra
niño
nuevo
a
clase.
Cuando
nos
lo
contó
la
profe,
tod o s
estábamos
muy
contentos,
y
hasta
nos
peleamos
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3. para
ver
quién
sería
su
mejor
amigo.
Teníamos
muchas
ganas
de
conocerle,
nos
a
imaginábamos
ser
que
muy
iba
alto,
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4. muy
fuerte,
y
buenísimo
al
fútbol.
Pero
cuando
llegó,
resultó
que
era
un
niño
muy
bajito,
con
gafas
y
con
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5. las
piernas
flaquitas
flaquitas…
A
Teo,
que
así
se
llamaba,
se
le
notaba
que
estaba
un
poco
cortado,
y
la
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6. teníamos
que
ser
sus
amigos,
porque
no
conocía
a
nadie
de
nuestro
llegó
el
recreo,
cole.
Cuando
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7. él.
Hicimos
como
si
no
supiéramos
quién
era,
para
que
no
se
creyeran
los
demás
que
el
pequeñajo
era
de
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8. nuestra
clase,
y
empezamos
a
jugar
al
fútbol.
Yo
le
pasé
el
balón
a
Carlos,
y
Carlos
se
lo
pasó
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9. muy
fuerte
y…
chutó
tan
tan
fuerte,
que
el
balón
pasó
por
encima
de
la
verja
y
fue
a
parar
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10. a
una
esquina
del
patio
de
los
mayores.
-“¿Y
ahora
qué
hacemos?”
lloró
Carlos.
-“Para
de
quejarte-
interrumpió
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11. recuperarlo.”
Teo
nos
miraba
con
los
ojos
muy
abie r tos,
como
si
no
entendiera
que
lo
que
estaba
pasando
era
gravísimo.
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12. “Vete
de
aquí,
pequeñajo”,
le
gritó
Carlos,
mientras
tod o s
los
demás
nos
poníamos
a
d e c ir
ideas
para
recuperar
nuestro
tesoro.
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13. alguien
se
acercaba
a
nuestro
precioso
tesoro.
¡Era
Teo!
No
había
podido
llegar
ahí,
pero
lo
importante
era
entendíamos
cómo
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14. que
volviera
con
el
balón,
así
nos
pusimos
todos,
a
animarle
muy
fuerte
“¡Ánimo
valiente!
¡Bravo!”.
De
repente,
estábamos
todos
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15. muy
orgullosos
de
que
estuviera
en
nuestra
clase.
Resulta
que
Teo
había
encontrado
un
agujero
pequeñito
en
la
valla
entre
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16. los
dos
p a t io s
y
se
había
colado
por
él
para
llegar
al
balón.
Y
él
era
el
único
que
cabía
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17. por
ahí!
Cuando
volvimos
Teo
estaba
ser
nuestro
héroe.
Se
había
ganado
un
montón
a
contentísimo
clase,
de
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18. hasta
Irene
quería
ser
su
novia.
Así
que
ahora
estamos
encantados
de
tener
a
SúperTeo
en
nuestra
clase.
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