La oración implica tanto el cuerpo como el alma. Orar con el cuerpo a través de gestos como arrodillarse o juntar las manos ayuda a enfocarse en lo espiritual. La oración también beneficia la salud mental al reducir el estrés y la ansiedad. Un enfoque holístico que involucre tanto el cuerpo como la mente lleva a una experiencia de oración más profunda y significativa.