Bajo los Reyes Católicos, la Monarquía Hispánica se estableció como una unión dinástica y monarquía autoritaria. Los monarcas gobernaron a través de varios consejos reales, audiencias, la Santa Hermandad y corregidores para ejercer un fuerte control centralizado sobre Castilla, Aragón e Indias. Las Cortes y concejos municipales tuvieron un papel limitado en el gobierno.