5 años de significativas luchas conmigo mismo originadas en 1996 en el mes de agosto precisamente, luego de un servicio militar, en un batallón de infantería, donde Dios me fortaleció como roble, pude resistir toda la miseria humana, noches prolongadas de guardia, resistiendo el frio inclemente, el carácter egocéntrico de quien crece su yo al precio de expoliar su bilis, sobre los demás, pero desde ese tiempo el temple en mi era acero, que en todos los entornos de mi vida me ha permitido ser un verdadero infante y tal como lo dijo el general Córdoba, militar con “paso de vencedores”