Un grupo de estudiantes debatió cuáles eran las siete maravillas del mundo. Aunque acordaron algunos sitios famosos, una estudiante propuso que las verdaderas maravillas son capacidades humanas fundamentales como ver, oír, tocar, probar, sentir, reír y amar. El salón quedó en silencio ante esta perspectiva, reconociendo que a menudo damos por sentado las cosas más maravillosas de la vida.