La historia bíblica de Adán y Eva se narra de forma humorística. Dios le da a Eva una "pequeña cosita" que crece rápido para volverla loca, y a Adán una "pequeña cosita" para que sobreviva a costa del hombre. La narración termina con expresiones de placer exageradas al usar las "pequeñas cositas" de forma incorrecta, aprendiendo de dónde proviene la frase "Oh Dios".