Los antecedentes históricos, marcados por la independencia de Ucrania y la posterior anexión de Crimea, establecieron el escenario para un conflicto que trasciende las fronteras geográficas. La invasión en sí misma ha sido un recordatorio contundente de las consecuencias humanitarias devastadoras que puede traer consigo la agresión militar. Los desplazamientos masivos y las dificultades enfrentadas por las comunidades locales son un recordatorio conmovedor de la urgente necesidad de proteger los derechos humanos y buscar soluciones pacíficas.