Samuel vivía en las montañas de Atherton con su madre. Era amigo de Edgar pero no eran felices porque siempre peleaban y Samuel se enojaba fácilmente. Samuel y Edgar jugaban fútbol en los campos para ver quién era el mejor, aunque Edgar siempre decía que él lo era. Samuel tenía la nariz roja del frío mientras que Edgar mantenía las manos calientes en sus bolsillos.