Rothgar, rey de los daneses, construyó un palacio para sus guerreros. Un día, mientras celebraban una fiesta en el palacio, apareció el monstruo Grendel y comenzó a matar guerreros. Beowulf llegó y luchó contra Grendel, arrancándole el brazo y el hombro. Grendel huyó pero murió desangrado, y su mano, brazo y hombro fueron colgados en la puerta del palacio como trofeo.