Encontrar a Dios y enamorarse de Él de forma definitiva y absoluta es lo más importante. Aquello que te enamora captura tu imaginación y deja huellas en todo lo que haces. Eso determinará lo que te motiva a levantarte cada mañana, cómo pasas tus tardes y fines de semana, lo que lees y conoces, lo que te rompe el corazón y lo que te llena de alegría y gratitud. Enamorarse de Dios y permanecer en Su amor cambiará todo.