El tratamiento aplicado a Alex en "La naranja mecánica" se basó en el condicionamiento clásico, asociando estímulos condicionados como la violencia y la música con malestares producidos por una droga. Inicialmente el tratamiento pareció efectivo, haciendo que Alex reaccionara con sumisión ante dichos estímulos. Sin embargo, al final de la película queda claro que el cambio conductual no fue profundo ni duradero, pues los sentimientos violentos de Alex volvieron a surgir.