La corrupción política y empresarial sigue siendo un problema en España. Aunque se han tomado medidas para combatirla, como nuevas leyes y organismos de control, los casos de sobornos, fraude y malversación de fondos públicos continúan apareciendo con demasiada frecuencia. Se necesitan mayores esfuerzos para crear una cultura de transparencia y responsabilidad que ponga fin a las prácticas corruptas.