La autora describe su viaje en crucero con una amiga, posando frente al barco en Cartagena, Colombia y admirando la ciudad desde la distancia. Ella también disfrutó del aire puro en Santa Marta, Colombia, pasando tiempo con sus compañeras de habitación y bronceando su piel al sol, admirando las creaciones hechas con toallas y refrescándose en la piscina y con una margarita.