Al grito de « ¡Españoles ya tenéis patria!» no sólo contradice la realidad histórica de España, sino que pretendió fundar la identidad española en la cristalización institucional de las «dos Españas» gestadas a lo largo de los siglos anteriores. La Constitución de 1812 no surgió del consenso nacional, sino de la opción de media España sobre la otra media, y semejante tajadura todavía gravita sobre nuestra conciencia colectiva.
El éxito que hasta hoy ha tenido la obra de 1978 se debe a que fue una Constitución consensuada, esto es, pactada, y ello contrasta con la experiencia gaditana que desde su génesis y, sobre todo, en su práctica aplicación se presentó comoun«trágala
Al grito de « ¡Españoles ya tenéis patria!» no sólo contradice la realidad histórica de España, sino que pretendió fundar la identidad española en la cristalización institucional de las «dos Españas» gestadas a lo largo de los siglos anteriores. La Constitución de 1812 no surgió del consenso nacional, sino de la opción de media España sobre la otra media, y semejante tajadura todavía gravita sobre nuestra conciencia colectiva.
El éxito que hasta hoy ha tenido la obra de 1978 se debe a que fue una Constitución consensuada, esto es, pactada, y ello contrasta con la experiencia gaditana que desde su génesis y, sobre todo, en su práctica aplicación se presentó comoun«trágala