El seleccionado argentino de rugby apostó a un plan de preparación física especial y llevó un plantel que mezcló jugadores experimentados con jóvenes promesas para el Mundial de Rugby de 1987. A pesar de algunos buenos resultados previos y las expectativas optimistas, el equipo tuvo un desempeño decepcionante, sufriendo una dura derrota contra Fiji en el primer partido y perdiendo también contra Nueva Zelanda, terminando con solo una victoria sobre Italia.