Los delitos públicos (criminales) afectan el orden social y se persiguen de oficio por las autoridades policiales. Los delitos privados surgen de la iniciativa de la parte perjudicada y se persiguen a petición de esta. Solo los delitos públicos eran considerados relevantes históricamente. La responsabilidad penal era intransferible, por lo que solo el autor del delito era responsable, no sus herederos, salvo cuando el delincuente muriera sin haberse restablecido.