El documento presenta una serie de reflexiones sobre los himnos y aficiones de varios equipos de fútbol italianos como Lazio, Torino, Inter, Milan, Génova y Fiorentina, y resume los resultados de la jornada 21. Se destacan la pasión de los hinchas de Livorno por su equipo y su himno, la triste historia del Torino y su renacer actual, la locura que despiertan Inter y Milan entre sus seguidores, y la intención de Montella de jugar un fútbol ofensivo con Fiorentina.
El canto del calcio: himnos, pasión y locura en la Serie A
1. El canto del calcio.
Les propongo un ejercicio: piensen en lo único que disfrutan de cada partido que ven de
su equipo en su estadio. Con lo que vibran incondicionalmente. Con lo que se sienten en
su casa, en su hogar, porque miran alrededor y notan a sus hermanos. Insisto, lo único
asegurado en todos los partidos. Claro, no es el gol. Es el himno.
Y en un país pasional, con un idioma literariamente bello para entonar, el italiano y sus
diferentes dialectos atronan antes de cada partido y, casi involuntariamente, dejan que se
escape más de una estrofa de entre mis labios. Hace años que me conquistaron y me
invitaron a aprenderlas entre voces del estadio y acordes atractivos.
El inicio de la jornada laboral.
Livorno, corazón toscano. Ciudad portuaria obrera. Campos y prados. Trabajadores
incansables. Así, los ultras del equipo son uno de los extraños casos en Italia que se alejan
de la extrema derecha y se ligan a la extrema izquierda. El contexto siempre explica todo.
Puntuales como asalariados, constantes como empleados, hoy el Livorno encarriló el duelo
ante el Sassuolo con tres tantos en los primeros veintiséis minutos. Sus aficionados sienten
2. que así se ganan el sueldo: cumpliendo su labor cuanto antes. Hoy su pasión futbolística se
lo ha reflejado en el terreno de juego.
Y, como dice la letra de su himno: "L'inno sacro al trionfos'intoni". Al triunfo, claro. Que
esta vez ha llegado pronto. ¿Será casualidad que además ésta sea solo la segunda estrofa?
El águila del prado verde.
La Lazio no vive sus mejores tiempos. Su ya exentrenador, Petkovic, fue despedido y el
anuncio por parte del club se fue cocinando con una antelación nada frecuente en el
mundo del fútbol. Pero esto es Italia, frase que utilizo a continuación de cada aspecto
inexplicable que encuentro en el calcio. Petkovic se desvivió por la squadra, la defendió
por encima de él mismo y, como firmó para ser seleccionador suizo al final de temporada,
en el club no bastó su compromiso continuo. Y lo inevitable ocurrió. Reja le sustituyó y el
equipo ha cambiado. Antes, decía, no vivía sus mejores tiempos. Ahora, no es uno de los
mejores equipos de Italia, pero compite con una intensidad diferente. No voy a añadir
más. Por incomodidad, motivación o cualquier otro aspecto que dependa menos de
cualquier entrenador y sí del vestuario. Como no he entrado nunca en él, aquí me
detengo, no sin antes añadir, subjetivamente, que siento tristeza por cómo se trató a
Petkovic.
El sábado les visitó la Juventus. Líder, fuerte, contundente, apisonadora sin compasión.
Pero el águila laziale voló a ras de césped. "Sul prato verde vola". Hasta se permitió picar a
Buffon, que fue expulsado. Aguantó la potente caza con un empate.
E vola.
Aunque si hablamos de volar en el calcio, irremediablemente emerge el Torino. Il Grande
Toro, el equipo que voló y voló. El avión que se estrelló en la turinesa Basílica de Superga,
en la colina homónima, el 4 de mayo de 1949 regresando de Lisboa.
Cada canción de la tifoseriagranata evoca el aire, las nubes, el cielo, Valentino Mazzola, la
historia. Aquella máquina de jugar al fútbol que desapareció. Es un club donde la primera
gran estrella después del accidente se llamaba igual que el piloto de tan fatídico vuelo. Esa
estrella poco después fue atropellada por un hincha del club que fue presidente del Torino
tres décadas después. También fue el último presidente antes de la bancarrota, en 2005.
Ahora, renacido, está volando. Por la clasificación de primera. Tras la victoria esta jornada
bate sus alas como sexto clasificado, gracias al buen hacer. Y yo he escrito este capitulito
gracias a José María Martín Otín, "Petón" y su "El fútbol tiene música" y a Enric González y
sus "Historias del calcio".
3. Pazza.
Si volar me ha traído a Lazio y Torino, la locura me lleva a la capital lombarda. Al lujo,
aunque en el fútbol no tanto. A Inter, pero también a Milan.
La más famosa canción del Inter habla de amar al loco conjunto nerazzurro. "Pazza Inter
amala". Y las letras se componen con un motivo aparente. No ha sido capaz de ganar, ni
de marcar, al colista Catania. Y más de uno agradece no encajar, el empate a cero y sumar
un punto. Thohir, el dueño desde hace unas semanas, por ejemplo, que resoplaba en el
palco. Aún no lo ama y ya siente su locura como quien lleva toda la vida en la grada.
"È una gioia infinita, che dura una vita". Es una alegría infinita, que dura una vida. "Puo
durare una vita, o una sola partita". Puede durar una vida, o un solo partido.
Los tifosi maldicen frecuentemente el término gioia. Sí están más acostumbrados a ver
que todo ocurre en un solo encuentro, o por el contrario les lleva toda la vida. El Inter
siempre será pazzesco.
Y son tiempos donde la locura en Milán no sólo se abraza entre negro y azul interista, sino
que se traspasa y alcanza también al rojo y negro. El Milan reclutó a Seedorf, ganó el
primer partido, fue eliminado en Coppa en casa ante el Udinese y hoy visitaba Cagliari.
Empezó perdiendo tras una jaimitada en defensa, tan lamentables como habituales y por
las que ya se siente verdadera lástima. Remontó sobre la bocina con tantos de Balotelli y
Pazzini. Balotelli no es el jugador con la cabeza más en forma. Y Pazzini, Pazzini...
Pazzini. Pazza.
Hagan caso al himno: "Milan, Milan, sempre per te". Conciso. Y ahora más que nunca, es
necesario. Añade: "Camminiamonoiaccantoainostrieroi". Caminamos junto a nuestros
héroes. No se separen del Milan ahora, por favor.
Fiesta en la ciudad.
Desde que Mihajlovic aterrizó en Génova, él se ha propuesto hacer de la ciudad una fiesta
cada jornada y servidor reflejarlo escribiendo el apellido balcánico prácticamente en cada
texto. Manolo Gabbiadini, aunque es de la Juve, hace los servicios más claros a las
celebraciones del entrenador por el movimiento táctico que supuso su llegada. El fino y
técnico delantero zurdo pasó a ocupar la banda derecha de su 4-2-3-1 y así las diagonales
cruzaron Marassi... y hasta el puerto de la capital ligur.
El Bologna aguó la fiesta cuando saboreaban una nueva victoria, pero ello no deja de
sorprender si ahora leemos su himno: "Ogni partita una festasarà". Cada partido será una
fiesta. "In ogniangolo della città". En cada ángulo de la ciudad. Cada semana el calcio es
maravilloso.
4. La bandera en lo alto del Palazzo Vecchio.
Montella quiere el balón en la Fiorentina. Abrir el campo. Salir jugando limpiamente.
Combinar desde la defensa, a los habitualmente tres medios centros, de diferentes cortes
-robo, último pase, llegadores- o eléctricos jugadores como Cuadrado o Joaquín, aunque al
portuense hace años que no se le exigen funciones tan rompedoras.
Esta jornada la cerraban ellos recibiendo al Genoa en la noche del domingo. Y aunque haya
imágenes en el Artemio Franchi, no se engañen, ya les aseguro que Montella se llevó el
partido y lo jugaron en la Piazza della Signoria. En el amplio y turístico lugar el técnico
dispuso el partido, abrió el campo con Alberto Aquilani como guía, llegando a cada
recóndito lugar de la explanada, anotando tres goles al tiempo que indicaba lo que uno no
podía dejar de visitar (dicen que también recomendó ver alguno de sus goles) y clavó en lo
alto del Palazzo Vecchio, que domina la plaza, la bandera viola. Ya nos lo canta el
himno: "Garrisca al ventoillabaro viola". Ondea al viento la bandera viola.
Los turistas remolonearon por el emplazamiento y empataron el partido a tres. Hablaré
del grifone del Genoa y del resto de himnos.
Resultados. Jornada 21:
Napoli 1-1 ChievoVerona.
Lazio 1-1 Juventus.
Hellas Verona 1-3 Roma.
Cagliari 1-2 Milan.
Inter 0-0 Catania.
Livorno 3-1 Sassuolo.
Parma 1-0 Udinese.
Sampdoria 1-1 Bologna.
Torino 1-0 Atalanta.
Fiorentina 3-3 Genoa.