El documento habla sobre el hambre en el mundo y la necesidad de reflexionar sobre cómo aprovechamos los alimentos que Dios nos da cuando hay tantas personas que pasan hambre. Señala que más de la mitad del mundo pasa hambre mientras que la otra mitad desperdicia comida y se aburre a pesar de tener recursos. Exhorta a ser agradecidos por la comida en nuestra mesa y a orar por quienes no tienen nada que comer.
20. Más de la mitad del mundo tiene hambre, mientras la otra
mitad está harta. Aquéllos tiene hambre de pan y de
justicia, éstos están hartos de pan y de todo. Los primeros
mueren de hambre y desesperación ante la insolidaridad
de los otros. Los segundos también se mueren aburridos
de su crecimiento económico, de drogas, de alcohol, de
stress, de autocomplacencia, de indiferencia hacia los
pobres.
Los pobres son la mayoría del mundo, la mayoría de cada
pueblo. Hay muchísima gente que no puede comer. Hay
muchísima gente que no puede obtener dinero para poder
comer. Hay muchísimos que no pueden encontrar trabajo
para obtener dinero con que comer. Hay muchísimos que,
aun trabajando o habiendo trabajado, reciben salarios y
pensiones miserables, insuficientes, discriminatorios.