La historia cuenta la leyenda de Saúl Montenegro, un hombre de Plato, Colombia que buscaba espiar a las mujeres cuando se bañaban en el río Magdalena. Para lograrlo, viajó a la Guajira para obtener de un brujo dos pócimas mágicas, una de las cuales le permitió transformarse temporalmente en un caimán para espiar a las mujeres en el agua sin ser detectado.