Una mujer humilde le pidió crédito al dueño de una tienda para comprar alimentos, ya que su esposo estaba enfermo y no podía trabajar para alimentar a sus siete hijos. El dueño se negó inicialmente, pero luego le propuso que pusiera su lista de compras en una balanza, y le daría la misma cantidad en comida. Cuando la mujer puso un papel con una oración en la balanza, ésta se hundió como si hubiera puesto una roca. Aunque el dueño puso mucha comida en el otro platillo, la balanza