La vida espiritual de un salesiano coadjutor implica vivir, madurar y experimentar la presencia del Espíritu Santo en su vocación específica de manera que Cristo viva en él a través de sus actitudes y comportamientos. Un salesiano coadjutor se caracteriza por su dinamismo juvenil, impulso evangelizador, búsqueda de los jóvenes y servicio a Dios.