1. Tarde de invierno. Hotel de una capital de provincia. Llueve mansamente sobre las calles desiertas.
2. Después de haber comprobado que no hay fútbol en la tele, que el hilo musical no funciona y que ha agotado el mueble-bar, hojea distraídamente una Biblia que hay sobre la mesita de noche.
3. Parece animarse y descuelga el teléfono. - ¿Recepción? - Buenas tardes, señorita. ¿Tienen horario de trenes? - Pues no, lo siento! - No importa, gracias. Por cierto, ¡qué voz tan agradable tiene usted!. Me pregunto a qué hora termina su turno...
4. Nuestro héroe, echando mano de toda su labia, convence a la telefonista para que se tome una copa en su habitación. La telefonista sube y naturalmente terminan en la cama.