Un niño con mucha hambre ve un tarro lleno de almendras y su madre le dice que puede coger un puñado, pero él coge todas las almendras que puede y ya no puede sacar su puño cerrado del tarro. Su madre le dice que suelte algunas almendras para poder sacar la mano, enseñándole la moraleja de que a veces es mejor tener menos que quedarse con nada.
1. Fábula de Esopo “ El niño y las almendras” Presentación de Rafael López Coronado
2. Un chiquillo que tenía mucha hambre vio un tarro lleno de almendras en la mesa de la cocina y se le hizo la boca agua. - ¿Puedo coger unas almendras, mamá? - Coge un puñado- respondió la mujer mientras amasaba una torta-, pero ni una más, que vamos a cenar enseguida.
3. Como el niño era muy tragón, metió la mano en el tarro y cogió todas las almendras que pudo. Pero su puño abultaba tanto que no lo podía sacar. Una y otra vez, tiró con fuerza y retorció la mano hasta hacerse daño en los nudillos, pero todo fue inútil.
4. - Cariño - le dijo la madre -, ¿no ves que si no sueltas unas pocas almendras no lograrás sacar la mano? Anda, cómete ocho o nueve y ya te daré más cuando hayamos cenado.