Una familia de ratones se mudó a una granja habitada solo por hombres que vivían sin mujeres. Un ratoncito le preguntó a sus padres por qué no había niños y por qué algunos de los hombres se comportaban como mujeres. Su padre respondió que esos eran hábitos raros en los humanos, aunque los ratones tampoco eran muy apreciados, y que debían estar orgullosos de mantener sus propias costumbres de crianza sin modificar lo creado por el cielo y arriesgarse al castigo.