El poema honra y rinde homenaje a las madres por su estoicismo, paciencia y apoyo incondicional. Describe la graduación del autor de la policía y el orgullo de su madre al verlo marchar, aunque también su tristeza al saber que se iría lejos de casa para cumplir su sueño. Recuerda la bendición y las palabras de su madre pidiéndole honrar a su institución, promesa que cree haber cumplido gracias a las oraciones de su madre.

1. LE DEJAMOS UN POEMA EN HONOR Y HOMENAJE A TODAS LAS MADRES DEL MUNDO.

2. Ambos le dimos a la institución
lo mejor de nuestra existencia;
Ella, su estoicismo y paciencia;
Yo, mi vida, mi alma y corazón.
Por ardua que fuese la brega
en los días de entrenamiento;
para mí, eran días de entrega,
para ella, de rezo y lamento.
Cuando llegó el ansiado día
de la clausura y graduación;
ambos compartimos alegría,
ambos lloramos de emoción.
Mi madre, feliz en la tribuna,
admiraba mis pasos marciales,
dedicándome como ninguna
amorosos aplausos maternales.

3. Cual si hubiera ocurrido ayer,
aún recuerdo aquella clausura;
tanto así, que me parece ver,
de mi madre su esbelta figura.
Hecho mi sueño de ser policía,
un nuevo destino debía cumplir.
Tal como mi madre presentía,
lejos muy lejos me tuve que ir.
.
Recién entonces comprendí
de mi madre su callado recelo;
pues, como ave que alza vuelo
del dulce hogar me desprendí.
Al impartirme su bendición
díjome mi madre con firmeza:
“Cumple, hijo mío, tu promesa
de honrar a tu Institución”
Bien sabe Dios que cumplí
con la promesa aquella;
mas, nunca sabré si fue mí,
o por las plegarias de ella.