A su paso por la Tierra de Pinares el río Cega forma un valle de paredes escarpadas que pueden llegar a los sesenta metros de desnivel. La vegetación de ribera crece en una estrecha franja por la que discurre la senda de los Pescadores, entre escalinatas y pasarelas sobre el río. Es uno de los bosques de ribera mejor conservado en el veremos aves como el martín pescador.
Inmersos en la extensa llanura de los páramos la mirada se pierde en un paisaje suave y alomado sin apenas desnivel, a excepción de los valles que pequeños arroyos han excavado en las blancas calizas. Desde Moraleja de Cuéllar a Lovingos y Dehesa recorremos eriales y campos de cultivo en los que viven las aves representativas de la campiña y los páramos.
La comarca de Honorse-Tierra de pinares se alarga hasta el piedemonte de Guadarrama englobando Berrocal, Aldeasaz, La Cuesta y Carrascal. Sobre los granitos y gneis crece un denso bosque de encinas que en las navas se interrumpe por un mosaico de prados rodeados de fresnos y ragados por el paso de arroyos que vierten sus aguas al río Viejo.
En el límite de la Tierra de Pinares con el piedemonte de la sierra de Guadarrama se encuentra el pinar de la Nava y la Vega, uno de los primeros montes regulados en el siglo XIX. Entorno a la Casa del Ingeniero y el museo forestal caminaremos por un pinar bien conservado poblado de aves forestales
Entre los macizos de Santa María la Real de Nieva y la Serrezuela de Pradales emerge una pequeña elevación en el corazón de la Tierra de Pinares formada por granitos y gneis. Su punto más elevado es el cerro de San Cebrián, inmerso en el seno de un mar de pinos sobre el que se alza como una atalaya, dominando gran parte de la provincia de Segovia.
Una fila de cerros testigo de superficie plana y laderas escarpadas forma el límite norte de la Tierra de Pinares. Desde los páramos calizos de sus cumbres se pueden apreciar algunas de las vistas panorámicas más bellas de la provincia, asomándose al mar de pinares que se alarga hasta los pies de la sierra de Guadarrama.
A su paso por la Tierra de Pinares el río Cega forma un valle de paredes escarpadas que pueden llegar a los sesenta metros de desnivel. La vegetación de ribera crece en una estrecha franja por la que discurre la senda de los Pescadores, entre escalinatas y pasarelas sobre el río. Es uno de los bosques de ribera mejor conservado en el veremos aves como el martín pescador.
Inmersos en la extensa llanura de los páramos la mirada se pierde en un paisaje suave y alomado sin apenas desnivel, a excepción de los valles que pequeños arroyos han excavado en las blancas calizas. Desde Moraleja de Cuéllar a Lovingos y Dehesa recorremos eriales y campos de cultivo en los que viven las aves representativas de la campiña y los páramos.
La comarca de Honorse-Tierra de pinares se alarga hasta el piedemonte de Guadarrama englobando Berrocal, Aldeasaz, La Cuesta y Carrascal. Sobre los granitos y gneis crece un denso bosque de encinas que en las navas se interrumpe por un mosaico de prados rodeados de fresnos y ragados por el paso de arroyos que vierten sus aguas al río Viejo.
En el límite de la Tierra de Pinares con el piedemonte de la sierra de Guadarrama se encuentra el pinar de la Nava y la Vega, uno de los primeros montes regulados en el siglo XIX. Entorno a la Casa del Ingeniero y el museo forestal caminaremos por un pinar bien conservado poblado de aves forestales
Entre los macizos de Santa María la Real de Nieva y la Serrezuela de Pradales emerge una pequeña elevación en el corazón de la Tierra de Pinares formada por granitos y gneis. Su punto más elevado es el cerro de San Cebrián, inmerso en el seno de un mar de pinos sobre el que se alza como una atalaya, dominando gran parte de la provincia de Segovia.
Una fila de cerros testigo de superficie plana y laderas escarpadas forma el límite norte de la Tierra de Pinares. Desde los páramos calizos de sus cumbres se pueden apreciar algunas de las vistas panorámicas más bellas de la provincia, asomándose al mar de pinares que se alarga hasta los pies de la sierra de Guadarrama.