Todos los seres y cosas están interconectados, y nuestras acciones tienen consecuencias que se expanden más allá de nosotros mismos; el bien y el mal se propagan a través de nuestras conexiones, por lo que debemos esforzarnos por ser fuentes de luz para eliminar las sombras que nos rodean y evitar entrar en frecuencias vibratorias de desarmonía.