Este documento destaca la importancia de la educación para enseñar a los niños a ver el mundo de una manera más rica e interior. El autor argumenta que la educación debe enfocarse en desarrollar las sensibilidades de los estudiantes, no solo sus habilidades, y enseñarles a apreciar la belleza en las cosas simples que los adultos a menudo pasan por alto. El acto de ver requiere ser aprendido, y una educación que cultive la capacidad de asombro de los niños les da razones para vivir y los hace más sabios