Galileo Galilei explica que los años que realmente importan son los que le quedan por vivir, no los ya vividos, de la misma forma que no contamos el dinero ya gastado. El documento enfatiza la necesidad de valorar el tiempo presente y disfrutar cada día como si fuese el último, en lugar de estar ansiosos por el pasado o el futuro. Finalmente, invita a tener una perspectiva celestial sobre la vida terrenal, la cual es pasajera, y enfocarse en la sabiduría eterna.