Un estudio israelí encontró que los garbanzos producen serotonina en el cuerpo de forma similar a los antidepresivos como el Prozac. Los garbanzos contienen un aminoácido llamado triptófano que aumenta los niveles de serotonina y provoca una sensación de bienestar en quienes los consumen. Los científicos concluyeron que los garbanzos cultivados contienen más serotonina que los silvestres y que esto explica por qué su consumo ha sido popular en Oriente Medio por miles de años.