El niño despertó en su cumpleaños y sus padres le llevaron una tarta de nata y chocolate. Encontró un regalo con dos cachorros a los que puso los nombres Cucki y Lluvia. Más tarde salió a la calle a enseñarles los cachorros a sus amigos, a los que les gustaron, y desde entonces el niño y los cachorros no se volvieron a separar.