La histeria se encuadra dentro de los trastornos de somatización y se manifiesta como angustia por supuestos problemas físicos o psíquicos. En la Edad Media, los síntomas histéricos se atribuían a posesión diabólica. La histeria moderna implica fenómenos de conversión o disociación que causan disturbios psicogénicos como temblores o parálisis.