La profesión notarial tiene una larga historia que se remonta a la antigua Roma, donde los notarios públicos registraban y certificaban documentos oficiales para darles validez legal. A lo largo de los siglos, la figura del notario se ha adaptado a los cambios sociales y legales para seguir proporcionando un servicio esencial de fe pública notarial que garantiza la autenticidad e integridad de los documentos.