La persona le pide a Dios una renovación de sus provisiones espirituales y emocionales, como la paciencia, tolerancia, fe y esperanza, ya que siente que se le han agotado. También solicita nuevas cualidades como madurez, sonrisas, orientación, imaginación, fuerza, voluntad y vida, para enfrentar los retos venideros y cumplir sus sueños. Finalmente, agradece a Dios por todo lo recibido.