Los inmigrantes subsaharianos a menudo viajan largas distancias y enfrentan peligros considerables para llegar a Europa, recorriendo rutas a través del desierto del Sahara y el Mediterráneo. Muchos se ven obligados a depender de contrabandistas y traficantes de personas que a menudo los explotan y abusan de ellos. Una vez que llegan a Europa, los inmigrantes subsaharianos a menudo enfrentan racismo y dificultades para integrarse debido a barreras culturales y legales.