Rusia está equipando sus nuevos vehículos blindados con radares de última generación fabricados con cerámica criogénica, similar a los utilizados en cazas furtivos rusos. Estos vehículos incluyen automóviles blindados de 13.2 toneladas con dos ametralladoras y espacio para 13 soldados. Rusia planea producir estos radares y otros componentes en serie para distribuirlos en ejercicios de combate, lo que permitirá reparar maquinaria dañada por proyectiles.