Las plantas reciben energía del sol y la convierten en compuestos orgánicos ricos. La energía puede realizar trabajo y se rige por las leyes de la termodinámica. En zonas áridas, las plantas acumulan grandes cantidades de agua de lluvia en sus tallos y raíces mediante tejidos acuíferos para sobrevivir en ambientes de baja productividad donde el agua es el factor limitante.