1. LA HERMANDAD DE LA SEDA
6 minutos… ¿gritaba el jefe de salto?.….. 6 minutos contestábamos los piernas….
Con ello me vuelven los recuerdos del inicio de mi experiencia como paracaidista militar, el día
estaba despejado y la mañana cálida como buen día de primavera, pero el paisaje que me
rodeaba, era el interior del fuselaje del avión, un gran C 130 Hércules, inundado de rostros
serios por la concentración y algo de temor por lo que nos tocaría enfrentar en breves minutos
más.
Buena salida del avión, el cuerpo apretado y nos vemos abajo, fueron las palabras del jefe de
salto que ya estaba parado en la puerta de salida del avión, la luz verde de la puerta, que
indicaba que ya estábamos en la zona de salto, se nos clavaba en nuestros ojos, la mente
solamente tenia espacio para repasar los procedimientos del salto. El Hércules y los 20
piernas, nombre con que se designan a los paracaidistas nuevos, dentro de su vientre de
metal, de pie y enganchados, revisando el equipo y el del compañero.
El avión surca el cielo estabilizado a 1200 mts. El último viva chile para darnos ánimo y valor, el
grito del jefe de salto inunda el avión “¡prepararse para saltar!”; es la instrucción dada, voy de
numero uno, el viento golpea con fuerza mi rostro y puedo ver la amplia zona de salto y la
cordillera al frente. “párese en la puerta me dijeron” un golpe en la pierna y a la voz “salte” del
jefe de salto me lanzo al vacio.
El silencio invade mis oídos, cuento un mil dos mil tres mil cayendo al vacio como sentado en el
aire, mi cuerpo se estremece sacudido por el bendito manto verde que ya se despliega sobre mi
cabeza, ya estoy cayendo suave y silenciosamente, rápidamente repaso el procedimiento,
chequeo mi equipo observo los otros paracaidistas, el tiempo de vuelo de un minuto y algunos
segundos por breves instantes parece detenerse y disfruto intensamente esta nueva
experiencia, reviso el terreno bajo mis pies y vuelvo rápidamente a la realidad, el suelo ahora
parece acercarse muy rápido, reviso la posición de mi cuerpo me preparo para la caída vista al
frente y aquí estoy, tumbado en la hermosa tierra que invade mis sentidos como nunca antes,
rápidamente me incorporo recojo mi equipo y me dirijo a la zona de reunión. Mi mente ya puede
ocupase de mas cosas, miro a mis camaradas que saltaron junto a mi, busco identificarlos uno
a uno para cerciorarme que están todos bien, llego al punto de reunión bañado en sudor
emocionado y expectante, me abrazo con mis compañeros que se van reuniendo. Nuestra
actitud es diferente vencimos nuestros temores fuimos capaces somos diferentes somos
hermanos de la seda.