La viejecita llevaba dos bolsas con dinero en efectivo. Un policía la detuvo al ver que de una bolsa se le caían billetes de 100 euros. La viejecita explicó que obtenía el dinero amenazando con cortarle el pene a los hombres que orinaban en su jardín si no le pagaban 100 euros. El policía encontró ingeniosa su idea para obtener dinero y la dejó ir, preguntándole solo el contenido de la otra bolsa, a lo que ella respondió que no todos pagaban.