Un hombre le pidió a su esposa antes de morir que lo enterrara con todo su dinero. Aunque su amiga pensó que la esposa cumpliría la promesa de manera literal, en realidad la esposa depositó el dinero en su cuenta bancaria y le giró un cheque por la misma cantidad al difunto esposo, manteniendo así su promesa pero asegurando también su propio bienestar financiero.