La lección de la mariposa: el esfuerzo nos hace fuertes
1. LECCION DE LA MARIPOSA
Un día, un hombre sentado al borde del camino bajo un árbol, observó cómo la
oruga de una crisálida de mariposa intentaba abrirse paso a través de una pequeña
abertura aparecida en el capullo. Estuvo largo rato contemplando cómo se esforzaba
hasta que, de repente, pareció detenerse y que había llegado al límite de sus fuerzas: no
conseguiría ir más lejos. O así creía él.
El hombre decidió ayudar a la mariposa: agarró una tijera y ensanchó el orificio del
capullo. La mariposa, entonces, salió fácilmente. Pero su cuerpo estaba blanquecino, era
pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre continuó observándola, porque esperaba
que, en cualquier momento, sus alas se abrirían y estirarían y el insecto se echaría a
volar. Nada ocurrió. La mariposa vivió poco y murió. Nunca voló, y las pocas horas que
sobrevivió las pasó arrastrando lastimosamente su cuerpo débil y sus alas encogidas.
Aquel caminante, con su gentileza y voluntad de ayudar, no comprendió que el
esfuerzo necesario para abrirse camino a través del capullo era la manera que Dios había
dispuesto para que la circulación de su cuerpo llegara a las alas, y estuviera lista para
volar una vez hubiera salido al exterior.
Algunas veces, justamente es el esfuerzo lo que necesitamos en nuestra vida. Si
Dios nos permitiese vivir sin obstáculos, quedaríamos inválidos. Nunca llegaríamos a
nuestra plenitud.
Por eso…
Pedimos fuerzas… y Dios nos da dificultades para hacernos fuertes.
Pedimos sabiduría… y Dios nos da problemas para resolver.
Pedimos prosperidad… y Dios nos da cerebro y músculos para trabajar.
Pedimos coraje… Y Dios nos da obstáculos para superar.
Pedimos amor… Y Dios nos da personas con problemas para ayudar.
Pedimos favores… Y Dios nos concede oportunidades.
Parece que no recibimos nada de lo que hemos pedido… pero recibimos todo lo
que necesitamos. Vivamos la vida sin miedo, enfrentemos todos los obstáculos e
intentemos superarlos. La ayuda de Dios no nos faltará porque todo eso forma parte de su
plan misericordioso sobre nosotros.
Autor: Anónimo