Dédalo era un gran arquitecto y escultor de Atenas que trabajaba con su sobrino Talo, un joven muy ingenioso. Talo inventó el serrucho inspirándose en una mandíbula de serpiente, lo que provocó los celos de Dédalo y lo lanzó desde un precipicio. La lección es que los celos pueden llevar a las personas a cometer actos extremos y es mejor controlarlos o calmarlos.