La ciudad de Málaga y otras zonas de la provincia se cubrieron de nieve el 3 de febrero de 1954 de forma inesperada. La nieve causó daños en los huertos de naranjos y limoneros del valle de Guadalhorce, pero también trajo diversión a la ciudad ya que las escuelas y muchos trabajos cerraron para que la gente disfrutara de la nieve en las calles, lanzando bolas de nieve y resbalando. Fue un día inolvidable e histórico para Málaga.