La Virgen María les pide a sus hijos que se alegren con ella y den gracias a Dios por su presencia entre ellos. Les pide que oren para que Dios esté en el centro de sus vidas y que, con su propia vida, den testimonio para que todas las criaturas puedan sentir el amor de Dios. Los bendice con su bendición maternal y les da las gracias por haber respondido a su llamado.

1. ¡Queridos Hijos! Alégrense conmigo

2. conviértanse en alegría

3. conviértanse en alegría

4. y agradezcan a Dios por el don de mi presencia entre ustedes

5. Oren, para que en sus corazones Dios esté en el centro de su vida y con su propia vida

6. hijitos, testimonien para que cada criatura pueda sentir el amor de Dios

7. Sean mis manos extendidas para que cada criatura pueda acercarse al amor de Dios