La Conferencia Episcopal Paraguaya expresa su dolor por el fallecimiento del Papa Juan Pablo II y exhorta a orar para que Dios lo reciba en su gloria. Juan Pablo II se caracterizó por su profunda fe y enseñanza de las verdades reveladas. Visitó Paraguay en 1988 como mensajero del amor, conmoviendo al país y confirmando a la gente en la fe. Los obispos invitan a mantener la fe cristiana y el legado del Papa Juan Pablo II.

1. Mensaje al Pueblo Paraguayo al fallecer el Papa Juan Pablo II
Conferencia Episcopal Paraguaya, al conocer el fallecimiento del Santo Padre Juan Pablo II, se une al
dolor de la Iglesia Universal por la pérdida invalorable que significa para la humanidad. Al mismo tiempo,
como cristianos, exhortamos a orar al Padre Celestial para que lo reciba en su gloria junto a su Hijo Jesús
de quien fue fiel discípulo.
Juan Pablo II se caracterizó por su fe profunda y por la enseñanza de las verdades reveladas y dejadas
por el Señor a la Iglesia. Su experiencia del poder esperanzador y transformador de Cristo Resucitado le
impulsó a ser el gran misionero en numerosos países mediante su presencia y el anuncio de la Palabra
de Dios con firmeza y claridad.
Paraguay tuvo la gracia de recibirlo en 1988 como Mensajero del Amor. Conmovió a todo el país y a toda
la Iglesia. Fue una inolvidable experiencia de júbilo espontáneo, de fraterna convivencia en la que nos
confirmó en la fe, nos orientó y desafió hacia un camino de esperanza a través del anuncio del Evangelio.
Aún resuenan los ecos de sus palabras sobre nuestro pueblo en la consagración a la Virgen de Caacupé:
“Encomiendo a tu s olicitud cuidado, la fidelidad del Paraguay a su vocación y a sus raíces cristianas, para
que bajo tu contínua protección pueda alcanzar la plena realización que tú, María, nos indicas en tu Hijo,
verdadero Dios y verdadero hombre”.
Exhortamos a todos a confiar y tener fija la mirada y el corazón en Cristo, resurrección y vida; y a
agradecer al Señor por el gran regalo que es y ha sido para la Iglesia Universal el papa Juan Pablo II,
con su testimonio de vida, obras y enseñanzas.
Los Obispos del Paraguay les invitamos a tener muy presente las últimas palabras del Santo Padre al
despedirse de nues tra tierra: “A ella (la Virgen de los Milagros de Caacupé) confío a todos los paraguayos
para que conserven la fe cristiana, que es parte de su alma nacional, tesoro de su cultura, aliento y fuerza
para construir un futuro siempre mejor en la libertad, en la justicia y en la paz.
Queridos hijos del Paraguay, el Papa se marcha pero os lleva en su corazón. ¡Has ta s iempre!”
Asunción, 02 de abril de 2005
Por la Presidencia de la CEP.
+ Ricardo Valenzuela
Secretario General de la CEP