1. MI PEQUEÑO DUENDE DE
REALIDAD
“¿Cómo compaginar/ la aniquiladora/ idea de la muerte/ con
ese incontenible/ afán de vida?/ ¿cómo acoplar el horror/ ante
la nada que vendrá/ con la invasora alegría/ del amor
provisional/ y verdadero?/ ¿cómo desactivar la lápida con el
sembradío?/ ¿la guadaña/ con el clavel?/ ¿será que el hombre
es eso?/ ¿esa batalla?” (Mario Benedetti)
3. Mi pequeño duende real,
los trazos más vivos
iniciados a la luz de la
luna
y al calor de dos cuerpos
que se afirman,
se desean con finura,
se funden cuando se
viene la vida.
4. Esta magia no es de
mentira
ni trucos ilusorios
que entretienen entre
aplausos
pero retornan al silencio;
el misterio incipiente
de sonrisa contagiosa,
piruetas espaciosas,
me encara con la otra
realidad:
5. la que intentamos ignorar,
sin éxito, por cierto,
los enigma de tristeza
necesaria
e insalvable, los miedos
conocidos
o camuflados entre
seguridades,
los odios encubiertos, las
envidias concertadas,
los caballos negros de la
noche
que cercan a los sueños.
6. Ante el pequeño duende
de lo real,
todo se entiende,
todo se acepta
sin rendirnos en la lucha,
todo se comparte
porque es común a
todos,
mi recóndito secreto
mejor guardado
llega a pronunciarse
7. y a mezclarse con los juegos navideños
de mi pequeño duende despierto
hasta que las tinieblas bostezan
de sueño y pierden su peso,
8. están ahí pero no dominan al niño
y al anciano que todos albergamos dentro.
(Antonio Martínez, Valladolid. Admirado ante la luz de mi pequeño
duende)