Bernabé y Saulo completaron su misión en Jerusalén y regresaron llevando a Juan Marcos. En la iglesia de Antioquía, donde había profetas y maestros como Bernabé, Simeón y Lucio, el Espíritu Santo dijo que apartaran a Bernabé y Saulo para una misión. Luego de ayunar y orar, los enviaron con la bendición del Espíritu Santo a Chipre, donde anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de Salamina con Juan como asistente.