La persona le pide al Señor que le permita acortar su cruz para poder cargarla mejor. Aunque la acorta más, descubre que ya no puede usarla para cruzar los abismos en su camino. El documento luego ofrece palabras de aliento sobre cómo aunque tropecemos o caigamos, Dios siempre responderá nuestra llamada y nos levantará. Termina afirmando que Dios siempre enviará arcoíris después de la lluvia.