Dos niñas discutían por la última naranja que quedaba. La madre partió la naranja al medio y le dio una mitad a cada niña. Mientras una niña comió la pulpa, la otra usó la cáscara para hacer un pastel, mostrando que tenían diferentes intereses a pesar de la misma posición de querer la naranja. El documento sugiere que para resolver disputas se debe preguntar "para qué" en lugar de "por qué" para descubrir los verdaderos intereses detrás de las posiciones aparentes.